El Diario Secreto de Itziar

Hola, mi nombre secreto es Itziar. Tengo 10 años. Soy de Vigo, pero vivo en Madrid. Me gusta estar con mis amigas, aunque a veces se ponen un poco chulas. Me gusta mucho aprender lo que me enseñan los profesores en el colegio. No me gustan los chicos: ¡porque son unos pesados!. Si quieres conocerme un poco más, puedes visitar este diario.

viernes, agosto 25, 2006

Aventuras con mis primos (IV)



BAJO EL AGUA


Cuando nos encerraron en las mazmorras, dijo Marta:

-Madre mía, yo solo quería conocer a los primos de Itziar ¡Es mi primer día y me lo estoy pasando genial!
-De pronto, le cayó una gota en la cabeza a Marta
-Uy, ¿Qué ha sido eso?
-Marta, retira eso
-¿Por qué?
-¡Porque nos vamos a ahogar!
-Oh no, se dirige hacia nosotros
-¿El qué?
-¡Esa cantidad de agua!

El agua se dirigía hacia nosotros a tal velocidad que no nos dio tiempo a reaccionar. Nos quedamos inconscientes, pero yo, con el cristal agarrado a mi mano, pensé en salir de la mazmorra y agarrándome a mis cuatro primos salimos de allí.

-¿Quién nos ha salvado?
-No lo sé
-No me hagáis mucho caso, pero creo que ha sido el cristal
-¿Estás loca?
-Sí, eso es lo que creo
-Bueno qué más da, a lo mejor como estábamos inconscientes salimos por un agujero
-Es verdad, no lo había pensado
-Bueno, en marcha

Cuando nos pusimos a andar nos dimos cuenta de lo grande que era. Estuvimos horas por el castillo hasta que encontramos la puerta, pero estaba vigilada por dos fantasmas

-¿Y ahora qué hacemos?
-Marta, necesito que colabores. Tengo un plan: cuando Marta salga volando, los fantasmas la perseguirán y entonces Anxo sale y abre la puerta y salís vosotros primero
-¿Y tú que haces?
-Yo cojo a Marta por la pierna y salimos
-Vale

Nos funcionó el plan más o menos, porque les perseguían los fantasmas, yo alterada le dije a Nicolás que sacara una barca y unas alas como las de Marta, sacó todo lo que le había pedido y me puse las alas, cogí un extremo y les dije a todos:

-¡Subíos todos!
-Marta, coge el otro extremo ¡y a volar!
-Vale

Cogimos cada una de nosotras un extremo de la barca, y a volar, y como los fantasmas no podían salir del castillo por orden del rey, no nos persiguieron mucho tiempo, sólo unas tres horas